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Mostrando entradas de febrero, 2015

Parálisis

Cuando trato de dormir, en realidad no trato de dormir. No existe el impulso consciente de alcanzar el letargo. Soy una bestia de instintos, instintos que me cierran los ojos cuando agoto mis fuerzas físicas. Mi cuerpo ha aprendido que el colchón es mi mejor amigo, cuando este de buen ánimo y cuando quiera que me lleve la fregada. Voy y le cuento a mi cama mis miedos, y esta me consuela con las sabanas que me vuelven inmune a mis pensamientos. Cuando niños aprendemos a temer de los monstruos bajo la cama, o esos perros que se esconden en el closet o los desgraciados que proyectan su sombra por mi ventana. Pero las cobijas me cuidan, y bajo su protección nada me pasar á . Al crecer cambian los colores y cambia el miedo; los monstruos se esconden bajo las cobijas. Las mismas que una vez fueron todo, me traicionan. Esas, esas que conocieron de primera mano mi comida ahora me ofrecen a mí de sacrificio. Mi peso es nulo en contraparte con la carga que se cuelga de mi espalda. Mis hueso