Por Ivonne Acosta, Abigail Contreras y Valeria Garcia.
En últimos meses ha cobrado popularidad entre la población mexicalense una teoría que explica una idea nueva respecto a los fantasmas en Mexicali. Dicha teoría postula que el número de fantasmas por casa habitación en lo que es el actual suelo mexicalense es significativamente menor que el número de fantasmas en otras ciudades o pueblos de México y que las pruebas de ello se ven reflejadas en su cultura.
Las bases de esta teoría hacen alusión a tiempos prehistóricos; en la migración poblacional, durante la era de hielo, los hombres antiguos tuvieron la oportunidad llegar desde Oriente del mundo hasta Occidente. Los cambios geográficos surgidos cuando el hielo se derritió ocasionó que personas quedarán varadas en tierras americanas y que se vieran forzados a buscar un lugar donde establecerse. Zonas fértiles y con recursos como el centro de México llamaron la atención de tribus quienes se asentaron allí; otros lugares, como los desiertos, tuvieron una población nómada en su mayoría.
Considerando lo anterior, la cantidad de muertos en lugares donde tribus se asentaron son mucho mayores que los lugares desérticos y por lo tanto los muertos o fantasmas por metro cuadrado se reduce en lugares como Mexicali. Lugares del centro de México y el sur tienen una cultura que relata constates historias de fantasmas que no se ve tan definida en ciudades de creación reciente, dando una explicación lógica a la cultura fantasmal de Mexicali. (Garcia, 2014)
Diversos críticos e intelectuales tienen motivos de peso para considerar que esta teoría no tiene validez y ahondaremos en ellos a continuación. Dice Acosta (2016) que, desde la perspectiva teológica, se menciona que las personas con creencias judeo-cristianas tienen una aceptación hacia Dios lo que les asegura (sí llevan una vida recta) tienen un pase directo al cielo; sus almas tendrán descanso eterno.
En cambio, aquellas que no aceptan lo anterior, es decir, que no conocieron a Dios, no pueden ingresar al reino de los cielos, lo que atrapa a su alma en la tierra. Podemos afirmar entonces que sumando todas esas personas de la era antes de Cristo y a aquellas que no aceptaron su religión en teoría existiría un gran porcentaje de fantasmas en la ciudad cachanilla, sin embargo, no tenemos ese contacto sobrenatural constante como se supone que se debería.
Por otro lado, el gremio científico afirma que no existe evidencia factible que después de la muerta exista vida, ni que espíritus tengan la capacidad de permanecer en el mismo plano físico que los vivos. Alega Contreras A. (2016) “que se rompen todas las leyes de la física”. Dicha investigadora se respalda con los resultados de diversos experimentos realizados en los últimos años que han buscado señales cerebrales en cadáveres con distinto tiempo de defunción. No hubo señal alguna cerebral o fisiológica en muertos de un día, dos días y una semana.
Como conclusión resulta evidente con un poco de análisis de varias posturas que no hay motivo para que la sociedad mexicalense o de cualquier desierto de Latinoamérica considere como válida la explicación presentada por la experta Garcia y podemos apoyarnos de otras corrientes de ideas como la religiosa o científica, de acuerdo a lo que se guste creer o apoyar.
En últimos meses ha cobrado popularidad entre la población mexicalense una teoría que explica una idea nueva respecto a los fantasmas en Mexicali. Dicha teoría postula que el número de fantasmas por casa habitación en lo que es el actual suelo mexicalense es significativamente menor que el número de fantasmas en otras ciudades o pueblos de México y que las pruebas de ello se ven reflejadas en su cultura.
Las bases de esta teoría hacen alusión a tiempos prehistóricos; en la migración poblacional, durante la era de hielo, los hombres antiguos tuvieron la oportunidad llegar desde Oriente del mundo hasta Occidente. Los cambios geográficos surgidos cuando el hielo se derritió ocasionó que personas quedarán varadas en tierras americanas y que se vieran forzados a buscar un lugar donde establecerse. Zonas fértiles y con recursos como el centro de México llamaron la atención de tribus quienes se asentaron allí; otros lugares, como los desiertos, tuvieron una población nómada en su mayoría.
Considerando lo anterior, la cantidad de muertos en lugares donde tribus se asentaron son mucho mayores que los lugares desérticos y por lo tanto los muertos o fantasmas por metro cuadrado se reduce en lugares como Mexicali. Lugares del centro de México y el sur tienen una cultura que relata constates historias de fantasmas que no se ve tan definida en ciudades de creación reciente, dando una explicación lógica a la cultura fantasmal de Mexicali. (Garcia, 2014)
Diversos críticos e intelectuales tienen motivos de peso para considerar que esta teoría no tiene validez y ahondaremos en ellos a continuación. Dice Acosta (2016) que, desde la perspectiva teológica, se menciona que las personas con creencias judeo-cristianas tienen una aceptación hacia Dios lo que les asegura (sí llevan una vida recta) tienen un pase directo al cielo; sus almas tendrán descanso eterno.
En cambio, aquellas que no aceptan lo anterior, es decir, que no conocieron a Dios, no pueden ingresar al reino de los cielos, lo que atrapa a su alma en la tierra. Podemos afirmar entonces que sumando todas esas personas de la era antes de Cristo y a aquellas que no aceptaron su religión en teoría existiría un gran porcentaje de fantasmas en la ciudad cachanilla, sin embargo, no tenemos ese contacto sobrenatural constante como se supone que se debería.
Por otro lado, el gremio científico afirma que no existe evidencia factible que después de la muerta exista vida, ni que espíritus tengan la capacidad de permanecer en el mismo plano físico que los vivos. Alega Contreras A. (2016) “que se rompen todas las leyes de la física”. Dicha investigadora se respalda con los resultados de diversos experimentos realizados en los últimos años que han buscado señales cerebrales en cadáveres con distinto tiempo de defunción. No hubo señal alguna cerebral o fisiológica en muertos de un día, dos días y una semana.
Como conclusión resulta evidente con un poco de análisis de varias posturas que no hay motivo para que la sociedad mexicalense o de cualquier desierto de Latinoamérica considere como válida la explicación presentada por la experta Garcia y podemos apoyarnos de otras corrientes de ideas como la religiosa o científica, de acuerdo a lo que se guste creer o apoyar.
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