Esta es la cuestión con Diana Cartena: es una mujer de límites.
No conozco una faceta de su vida en la que no tenga preestablecido una
restricción, a excepción de escuchar a Barry White; Tengamos sexo anal sin condón,
pero que va, que hacerme una puñeta es demasiado. Comamos en la calle a diario,
pero el viernes en la noche sopa de vaso calentada en el microondas.
Me miento cada mañana diciéndome que cuando la conocí era
diferente, pero ya me acabé las excusas. Debe
ser la muerte de su cachorro, aunque pensándolo bien trabaja demasiado. Antes
de conocerla jamás había probado el alcohol ni tenía idea de cómo prender un
cigarrillo. Ahora cada veinte minutos se me nubla la vista del humo y me hago
pedazos la garganta. Ya no me es suficiente el dinero para solventar mis
distracciones. A Diana se le olvida que yo también tengo límites.
Esta es la cuestión con Diana Cartena: era una mujer de
límites.
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