oviv oįɘqƨɘ lɘ nɘ obɒɿɿɘɔnɘ γoɈƨƎ
ƨɘlɘϱnɒ ƨol ɒ nɒniϱɒmi ɘƨ omoɔ lɒɘɿ γ
.ƨoįɘlʇɘɿ ƨol noƨ omoɔ on γ
.ɘɿiɒnilloqA ɘmυɒlliυӘ-
.ɿɒlɘvɘb ɒiɿboq ɒɔnυn ɘυp oiɿɘɈƨim nυ ɒɿƎ .ɒllɒ ƨɒm ɒdɒɈƨɘ ɘυp ol ɘb ɒiϱɘɈoɿq ɘm o obnυm lɘb ɒdɒɈimil ɘm oįɘqƨɘ lɘ bɒbilɒɘɿ nɘ iƨ ɿɘdɒƨ liɔiʇib ɒɿƎ .ɒɿɘnoiƨiɿq ɒinɘɈnɒm ɘm obɒɿυϱυɒ nɒidɒʜ ɘm ɘυp lɒɈƨiɿɔ lɒ ɘɈnɘɿʇ ˎoįɘqƨɘ lɒ ɘɈnɘɿʇ ƨɘɔnoɈnɘ ɘɿɒq ɘM .oʜɔib nɒidɒʜ ɘm ƨonɘυƨ nɘ ɘυp ol ɿɒmɿiʇnoɔ ɒiboq ɘm oloƨ omƨim lɘb ɒiɔnɘƨυɒ ɒl γ ˎυɈiɿiqƨɘ lɘ ɒdɿυɈɿɘq ɘυp obinoƨ lɒ ˎɘɈnɒƨɘɔni ɒiɔnɘloiv ɒl ɒ ˎonɘɔƨdo obiυɿ lɒ ɒbɒɿdmυɈƨoɔɒ ɒdɒɈƨƎ …ƨɘʜɔɒd ɿoq ɒbɒɿoɔɘb lɒɿɈnɘɔ ɒbinɘvɒ ɒl nɘ obɒllɘqoɿɈɒ lɒ ˎɘllɒɔ ɒl nɘ noiƨυɔƨib ɒl ɒ ˎonɒįɘl oɿɒqƨib lɒ ˎɒiɔnɒlυdmɒ ɒnυ ɘb oɔibɒɿoqƨɘ obiυɿ lɒ ɒbɒɿdmυɈƨoɔɒ ɒdɒɈƨƎ .bɒbɒbilɒɘɿ ɒnυ ɿɘƨ ɒiboq nɘid bɒbilidiƨoq ɒl ɘυp ɿɒƨnɘq oziʜ ɘm γ odɿυɈɿɘq ɘm ɘυp lɘ lɒniɈɒm oiɔnɘliƨ lɘ ɘυᆿ !obiɔυl onɘυƨ lɘb ɒɿdO¡ !ɒɈƨilɒɘɿɿυƧ¡ ʕoįɘqƨɘ nυ nɘ ɒbɒɿɿɘɔnɘ ɿɒɈƨɘ¿ ;ɘɈnɒƨɘɿɘɈni ɒdɒɈlυƨɘɿ oϱɿɒdmɘ niƨ bɒbilidiƨoq ɒ⅃ .ƨɘɈnɒɿɿυƨυƨ ƨɘlɘϱnɒ nɘ ɿɘɘɿɔ on ɒ obɒnɘƨnɘ nɒidɒʜ ɘm γ ˎƨoįo ƨol ɿiɿdɒ ɒɿɒq onɒɿqmɘɈ obɒiƨɒmɘb ɒɿƎ .oįɘqƨɘ lɘ nɘ ɒbɒɿɿɘɔnɘ ɒdɒɿɈnoɔnɘ ɘm ɘυp ɿɘɔɘnɒmɒ lɘb ƨɘɈnɒ lɘϱnɒ nυ obɒɿυmɿυm ɒidɒʜ ɘM
Estoy encerrado en el espejo vivo
y real como se imaginan a los ángeles
y no como son los reflejos.
-Guillaume
Apollinaire.
Me había murmurado un ángel antes del amanecer que me encontraba
encerrada en el espejo. Era demasiado temprano para abrir los
ojos, y me habían enseñado a no creer en ángeles susurrantes. La posibilidad
sin embargo resultaba interesante; ¿estar encerrada en un espejo? ¡Surrealista!
¡Obra del sueño lucido! Fue el silencio matinal el que me perturbó y me hizo
pensar que la posibilidad bien podía ser una realidadad. Estaba acostumbrada al
ruido esporádico de una ambulancia, al disparo lejano, a la discusión en la
calle, al atropellado en la avenida central decorada por baches… Estaba
acostumbrada al ruido obsceno, a la violencia incesante, al sonido que perturba
el espíritu, y la ausencia del mismo sólo me podía confirmar lo que en sueños
me habían dicho. Me paré entonces frente al espejo, frente al cristal que me habían
augurado me mantenía prisionera. Era difícil saber si en realidad el espejo me
limitaba del mundo o me protegía de lo que estaba más allá. Era un misterio que
nunca podría develar.
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