La letra no es mía. Salió disparado el trazo de la pluma que
pulula entre mis dedos, pero la letra no es mía, jamás lo fue, ni lo es, ni lo
serán las palabras que aparecen en el papel. Y es que, fue difícil entender,
pero la letra ajena, la letra secuestrada que se forzaba paso entre mi mano era
sólo el principio. Ni la letra, ni la palabra, el pensamiento, el suspiro
ahogado, la sangre corriendo en la vena o el alma que afirmaba tener eran mías.
Era (siempre lo fue) no mía. Jamás fui el nombre portado, ni nada que
identificaba como yo, era yo. Soy sólo el cuerpo de una letra que no es mía.
A grandes rasgos el cuento El huésped de Amparo Dávila gira alrededor de la presencia de un huésped traído a casa por el protagonista de la historia. La historia se sitúa en un pueblo con poca comunicación en una casa donde vive una pareja con dos hijos y una empleada doméstica con su niño. Los motivos por el cual el jefe de la familia decide llevar a casa a el huésped no se mencionan en el relato, pero si la constante inclinación a favorecerlo por encima de su mujer ("Es completamente inofensivo"). Mis impresiones de la historia. Probablemente la idea de leer sobre una mujer quejándose del huésped que llevó a su marido a casa no suena muy interesante, pero basta llegar a la tercera línea para quedar completamente enganchado a la historia. En primer plano resalta su infelicidad con su matrimonio y el distanciamiento con su marido (contrario a lo que podríamos pensar sería una familia pueblerina.) Por otra parte roles tradicionales se llevan a cabo (el hombre trabaja y ...
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