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Mi experiencia como becaria Interfaz 2015


Quise esperar unas semanas para sentarme a escribir. Pude haberlo hecho desde que volví del viaje, pero las emociones hubieran entorpecido la objetividad. Sin menor preámbulo, a los hechos.
Hace tiempo había visto la convocatoria de Interfaz. En ese entonces aunque cumplía los requerimientos para postularme, no estaba segura de poder viajar sola (acababa de cumplir 18) y decidí no intentarlo. Este año, en enero si mal no recuerdo, volví a encontrarme con la página de Facebook y la convocatoria para estados del noroeste. Para quienes no lo sepan, las becas de Interfaz son para la disciplina de literatura (aún no me queda claro cómo se convocó a los chicos de artes plásticas). La beca incluye transporte a la ciudad donde se realicen los eventos, estancia en hotel, comidas, transporte a la ciudad de origen y por supuesto, la asistencia a talleres y conferencias los días que dure el viaje.
Reuní todos mis documentos, y continué mi vida normal. Por ello me refiero a que tome en cuenta la opción de que probablemente no sería elegida. Si, suena pesimista, pero es cierto. Los resultados fueron publicados en la misma página de Facebook un día antes de lo pactado. De 42 postulados, se seleccionaron a 17 de las tres disciplinas (ensayo, poesía y narrativa). Al día siguiente se pusieron en contacto conmigo vía telefónica para acordar logística de transporte y estancia. Los resultados se publicaron el lunes, y al lunes de la semana siguiente por la noche estaba abordando un autobús a Culiacán. Fueron casi 24 horas de viaje, bastante cansadas. Según lo que se comentaba entre los becarios era la primer ocasión en que se usaba camión en vez de avión, pero vaya, una maravillosa oportunidad gratuita y todavía exigir, pues no.
A la llegada a la central de Culiacán, los becarios que nos encontramos en el mismo camión nos reunimos para buscar a quien nos llevaría al hotel. A la salida encontramos más becarios, quienes nos dijeron que llevaban una hora esperando. Afortunadamente no me tocó esperar demasiado. En el hotel, se nos dividió en parejas para las habitaciones y se nos dio cupones canjeables en el restaurant cruzando la calle. Debo decir que nada era muy lujoso, pero si era muy lindo y acogedor. La comida también estaba deliciosa.
Al principio, en la convocatoria se mencionó que habría transporte del hotel a la sede de los talleres, sin embargo, como había en esta ocasión dos grupos a transportar literatura y artes plásticas), los chicos de artes plásticas tenían una sede diferente y más lejana, a los de literatura se nos llevó caminando a la casa de la cultura. Aunque pudiera parecer malo, fue de las mejores cosas del viaje ya que nos permitió conocer y explorar un poco el centro histórico del Culiacán.
Los talleres y la conferencia fueron una experiencia única. Salieron a relucir cosas fuera de la teoría literaria, como por ejemplo el papel del escritor en México, apoyos a la literatura, tendencias de tema, etc. La rutina a veces era pesada; por la mañana un taller, por la tarde lectura y uno de los días saliendo de la lectura tuvimos conferencia. Aun así, se las arreglaron para pasear y divertirse. Se organizó una salida a la biblioteca Educal, y varias pisteadas por la noche. El sábado por la mañana, los becarios de Baja California tomamos de nuevo el camión y emprendimos el viaje de vuelta a casa.
Quizá por el medio de comunicación del festival y la prontitud de todo pareciera sospechoso, pero realmente es un proceso muy transparente y seguro. Realmente recomendaría a quien pueda intentar vivir de primera mano la experiencia. No solamente es enriquecedora desde el punto de vista académico, sino también desde el personal. La oportunidad de conocer a otras personas en tu misma situación, con aspiraciones similares y aprender de maestros con experiencia y conocimiento no se da todos los días.




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